Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Samuel 23, 1-11

1 Estas son las últimas palabras de David: Oráculo de David, hijo de
Jesé, oráculo del hombre puesto en alto, el ungido del Dios de
Jacob, el
suave salmista de Israel:

2 El espíritu de Yahveh habla por mí, su palabra está en mi lengua.

3 El Dios de Jacob ha hablado, me ha dicho la Roca de Israel. El justo
que gobierna a los hombres, que gobierna en el temor de Dios,

4 como luz matinal al romper el sol en una mañana sin nubes,
haciendo brillar tras la lluvia el césped de la tierra.

5 Pues firme ante Dios está mi casa, porque ha hecho conmigo un
pacto sempiterno, en todo ordenado y custodiado. El hará germinar toda mi
salud y todo mi deseo.

6 Como espinas del desierto todos los malvados, que no son recogidos
con la mano.

7 Nadie los toca si no es con hierro o el fuste de una lanza para ser
consumidos por el fuego.

8 Estos son los nombres de los valientes de David: Isbaal
el
jakmonita, el primero de los tres; fue el que blandió su lanza e
hizo
ochocientas víctimas de una sola vez.

9 Después de él, Eleazar, hijo de Dodó, ajojita, uno de los tres héroes.
Estaba con David en Pas Dammim cuando los filisteos se concentraron para
presentar batalla y los hombres de Israel retrocedían.

10 El se mantuvo firme y atacó a los filisteos hasta que se le crispó la
mano y se le quedó pegada a la espada; aquel día obró Yahveh una
gran


victoria; el ejército volvió sobre sus pasos, pero sólo para apoderarse de los
despojos.

11 Después de él, Sammá, hijo de Elá, hararita. Los filisteos se habían
concentrado en Lejí. Había allí una pieza toda de lentejas. El ejército huyó
ante los filisteos.